El proyecto debe resolver un programa de requerimientos terciarios muy escasamente diferenciado, lo que predispondrá la adopción de esquemas y opciones arquitectónicas que admitan una absoluta versatilidad y flexibilidad de usos en el interior del edificio a proyectar. Surge, en consecuencia, un contenedor general cuyo diseño se ve presidido por esta constante voluntad de isotropía e indiferenciación, tanto en el interior como en el exterior. La necesidad de adoptar alternativas de bajo coste económico y una premeditada aproximación a las constantes características de los repertorios de la arquitectura industrial, completan los planteamientos conceptuales de la propuesta.